lunes, 9 de abril de 2012

Entre cellos y los sonidos de Ithiria: Breves reflexiones sobre los conciertos de Apocalyptica y Haggard en Guatemala


Por Mario Castañeda

Sin necesidad de justificarme, debo afirmar que he estado abierto a escuchar muchas variantes del rock en general y del metal en particular, así como otros estilos musicales.  Me gustan las bandas que se aventuran a explorar otras tendencias, particularmente basadas en elementos operáticos y sinfónicos.  Sobre todo, porque innovan en la manera de hacer música y recuperan aspectos históricos que le han dado fundamento a formas de comprender el mundo, tanto tecnológicas como espirituales y sociales.  Sin embargo, escasas son de mi predilección.  De ellas puedo elegir pocas: Apocalyptica y Haggard, entre otras.

Razones
Con la agrupación de Finlandia porque mostraron creatividad al llevar a otro plano la música pesada.  Lograron niveles de provocación sensorial sustentados en homenajear a sus ídolos: Metallica, allá por 1996, evidenciando que la creación humana y muchos instrumentos no están tan distantes como las etiquetas comerciales pretenden encasillar.

Con la banda alemana porque la complejidad de articular en vivo a una orquesta entre voces, instrumentos de viento, cuerdas, percusión y teclados, más la narrativa lírica, evoca pensar que quien lidera asume una gran tarea.  No digamos quienes complementan ese esfuerzo.

Sobre los toques:
No soy de memorizar los nombres de las rolas que tocan las bandas que veo.  Simplemente las disfruto cuando las escucho y trato de percibir no solamente lo que el grupo presenta sino el entorno.  Lo vivo y después lo proceso.  Lo guardo en la memoria para recordarlo y vivirlo de muchas maneras.

Así, hoy a más de dos meses de la presentación de Apocalyptica (24 de enero en el Salón 3 del Parque de la Industria) y mes y medio de la de Haggard (El Gran Hotel), les comentaré lo que habita en mis sentidos de esas memorables noches.  Gracias a Don Shogun por la espera, pues esta reseña la pidió hace como mes y medio pero por tiempo no la había podido terminar.

Apocalyptica

Llegamos con un cuate a las 19:30 horas al Parque de la Industria (lástima que no fue en el Teatro Nacional como se tenía planificado).  La fila era extensa para ingresar.  La mayoría eran rostros desconocidos.  Coincidimos con un par de amigas y otros cuates, y, por supuesto, las cervezas para comenzar la jornada.  Había bastante mara joven que no vemos normalmente en los conciertos de metal.  Incluso familias o padres con sus hijos.  Eso me llegó.  

El concierto, en teoría, comenzaba a las 19:00 horas.  El atraso en iniciar los conciertos no es nuevo. Logramos entrar y ya Apocalyptica había presentado los dos primeros temas de la velada.  De Cygnus, la banda de apertura, ni vista ni escuchada.  Según comentarios, se esforzaron y mostraron su experiencia pero el sonido no mucho les ayudó.

Me impresionó ver el salón 3 casi lleno.  Eso, creo, ayudó para que el sonido, aunque no del todo bien, no rebotara y se apreciara mejor la actuación de los finlandeses.  La multitud coreaba las canciones, especialmente cuando la sombra de Metallica era atraída por los músicos.  Tres cellistas (Eicca Toppinen, Perttu Kivilaakso y Paavo Lotjönen), un batero (Mikko Siren), el cantante invitado (Tipe Johnson) y un público compenetrado en retribuir con el canto, los aplausos y el mosh a sus ídolos.

Decidimos quedarnos hasta atrás del salón para apreciar de mejor manera al grupo en el escenario.  Eso no permitió observar detalles de instrumentos pero sí de tener la panorámica general.    

Para ser franco, me quedo con los primeros tres discos de Apocalyptica.  El uso de batería y vocalista le dio un bajón a la esencia metalera con la que salió a luz pública.  Para mi gusto, el concierto tuvo muchos bajones a raíz de las rolas vocalizadas y la saturación de los covers de Metallica.  Aunque agrada escucharlos, hubiera preferido más de otros grupos o los temas propios.  En fin.

Si mal no recuerdo, casi dos horas de espectáculo donde disfruté pocas melodías por gusto personal, pero me deleité viendo la ejecución en vivo de estos instrumentos de sonoridad profunda.  Buena ejecución de la banda pero como era de esperar un evento no subterráneo como tal.  Bien por los organizadores, bien por el público, bien por la banda.  La verdad es que es de esos conciertos que no siempre tendremos la oportunidad de apreciar.

Haggard:
No conocía la parte del Gran Hotel donde se realizó el toque.  Un escenario bien montado con un ambiente arquitectónico adecuado para el evento.  Domingo 19 de febrero por la noche.  Previo a la apertura de puertas se miraba a los técnicos haciendo los últimos arreglos para que todo estuviera bien.  

Menos mara que en Apocalyptica.  Bastante mara chava y fanática de Haggard.  La ansiedad por ver y escuchar a tantos músicos en escena, más la exigencia del líder,  Asis Nasseri, eran de mis inquietudes y, claro, apreciar la propuesta sonora.

Alrededor de las 21:00 horas salió Metal Soul.  Su estilo Heavy Metal, bastante evolucionado para como les vi la primera vez, me parece que estuvo sólido.  El batero iniciaba la convocatoria a la velada ejecutando el instrumento mientras el resto de la banda hacía presencia vestidos como monjes misteriosos.  Supongo que se estaban cagando del calor por estar tan arropados.  

Terminó la introducción, salieron de escena ya sin tanta indumentaria mística y comenzó a derramarse el sonido.  Pusieron su mayor empeño y cumplieron con su tarea, sin embargo, a mi parecer, demasiada imagen.  Quizá es propia del estilo que ejecutan, pero a estas alturas de mi vida, esperaba una banda con menos parafernalia.  No digo que esté mal, solamente que es lo que imaginé.  Eso no niega que se hayan preparado y que estén trabajando arduamente por salir adelante, lo cual se nota, solamente considero que debieran ponerle más énfasis a la ejecución que a lo visual.  Tienen madera.  El sonido no les ayudó mucho que se diga. Terminaron agradeciendo y comunicándose bien con la gente.

La espera valió la pena.  Poco público en el segundo nivel del lugar y más de la mitad en la duela del primer nivel.  Aparece Haggard, cada integrante saludando y tomando posiciones.  De pronto la tarima se vio poblada por 12 figuras femeninas y masculinas, no las 16 que pensé, vendrían.  

La comunicación de Asis con la audiencia fue buena.  Los oídos y las miradas estaban en la banda, pero, particularmente en él y la vocalista principal, Sussane Ehlers, cuyos movimientos y vocalización tenían captada a la mara.  

Un recorrido por And Thou Shalt Trust... The Seer, Awaking the Centuries, Eppur Si Muove y, brevemente por Tales of Ithiria, la última producción discográfica que hicieron en 2008 antes de lanzar en el 2012, Grimm.  Tenía en mente el sonido en vivo por haber escuchado el Awaking The Gods, grabado en México.  Esta vez sonó, según sentí, diferente.  Conjunción perfecta de sonidos, de momentos, de movimientos y, al igual que con Apocalyptica, de pocas oportunidades de ver bandas de ese tipo y nivel.  

La banda brindó su espectáculo y el final se acercaba.  La tradicional despedida y el regreso posterior haciendo entrega de flores a cada integrante.  Sussane sube al segundo nivel y desde aquella esquina interpreta el himno del grupo: Awaking the Centuries.  No sé si es ilusión mía o qué, pero parece que tocaron Hijo de la Luna, canción de Mecano. Lo que sí no olvido y que a varios no nos gustó, fue cuando interpretaron la versión corta del himno nacional de Guatemala.  

En realidad, a mí me crispa el falso nacionalismo guatemalteco, plagado de ausencia de conocimiento de su historia y que pareciera más una manifestación de baja autoestima por demostrar que hay un apego a lo que tenemos como nación.  Respeto a la mara en sus gustos y sentimientos.  Simplemente no es lo que a mí me enorgullece del país, son otras cosas, ello derivado por la historia y el contexto en cómo fue escrito y compuesto.  Pero, como insisto es solamente mi opinión, no juzgo el afecto que cada quien quiera o pueda sentir.  Sin embargo, debo reconocer que el grupo se dedicó a aprender a tocar el himno.  Al igual que otros temas, las partituras estuvieron presentes.  La calidad no decayó en ningún momento y la concurrencia cayó rendida totalmente.  Fue, para la mayoría, el clímax.  Para mí, ir preparando la salida del evento.

El toque terminó.  Los músicos, con excepción de Sussane y Asis, salieron a firmar autógrafos y tomarse fotos con el público.  Muy amables.  Salimos del Gran Hotel con otro recuerdo más.  Satisfechos en general y, creo, los músicos complacidos con la reciprocidad en los cantos y aplausos.

En resumen:
Dos eventos importantes por las propuestas musicales.  Aspectos contextuales de mayor o menor gusto.  Mejoras en los aspectos técnicos, por lo menos con las bandas extranjeras.  Buena afluencia de público.  Aprendizaje para quienes ven en la música otras posibilidades.

Saludos.

Agradecimiento por las fotos de:
Apoclyptica a Yoxón  Gálvez
Haggard a Alfredo "Teck"

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